lunes, 25 de junio de 2012

ESCUCHAR CON LOS OJOS

“¿Y por qué no sé escuchar? Ésta es la pregunta que me hago una y otra vez.
Cuando cambias de perspectiva, dejas de participar en los acontecimientos y te conviertes en un privilegiado observador cuya tarea es escoger una porción de realidad que considere importante o significativa para dar testimonio de ella. No formas parte de la escena. No estás allí para formar parte de lo que sucede, sino para dejar constancia de ello a través de las imágenes.
Mirar la realidad a través de la pequeña ventana del visor es el primer paso para conseguir un buen retrato. Y esto es precisamente lo que me propongo hacer contigo: imaginar que soy tu fotógrafo y, de este modo, cambiar mi punto de vista. Dejaré de ser el protagonista para convertirme en tu observador.”

El protagonista de este relato se da cuenta de sus problemas de relación personal cuando una persona de su equipo, con quien ha compartido cinco años de profesión, le presenta su renuncia y no entiende porqué. Se da cuenta de que ella es para él una auténtica desconocida.
Decide entonces que quiere desarrollar sus habilidades comunicativas. Para ello empieza a investigar y encuentra un camino en su gran afición: la fotografía. Un antiguo manual que tenía olvidado en una estantería de su despacho le va dando las claves, y él, desde su mirada de fotógrafo, va descubriendo cómo llegar hasta su compañera, hasta conseguir hacerle un buen retrato.
Existen cinco claves para conocer a los demás, comprenderlos y conectar con ellos. Acompañar y ser acompañado. De cómo a través de la comunicación y como y con quien nos rodeamos evolucionamos y hacemos evolucionar a los demás. Todo ello en nuestras vidas personales como profesionales.
 Al igual que los buenos retratistas son capaces de llegar al alma del personaje que fotografían, este relato nos enseña a relacionarnos con los demás con autenticidad, sacando todas las capas superfluas que impiden vernos y mostrarnos de verdad.
Un gran reto para todos. Cada día y cada circunstancia es una oportunidad para mejorar nuestra comunicación interpersonal. Sólo necesitas tu “cámara” y sentirte fotógrafo. 
 Me quedo con esta frase, me llamo mucho la atención.
“Mirarte desde el visor de la cámara me ha permitido cambiar de perspectiva y concentrarme solamente en ti. He conseguido silenciar mi ruido interno y escucharte de verdad”
 Esto es precisamente lo que todos necesitamos mirar a las personas con las que vivimos día a día y que realmente no escuchas en muchas ocasiones porque realmente no las miramos desde la perspectiva que toca para poder realmente escuchar y comprender todo lo que nos esta intentando decir.
En el proceso de la comunicación es mas importante saber escuchar que el mero hecho de hablar. El saber poner ponerse en el lugar del otro (empatía) ayuda a saber escuchar y, por lo tanto a mejorar la comunicación entre las personas.
En fin puedo decir que al igual que tenemos una boca y dos orejas, hay que escuchar el doble de lo que hablamos.

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