Si nos queremos y respetamos, seremos capaces de querer y respetar al otro. Y la única forma de hacerlo es desarrollando una sana autoestima que nos permita estar seguros de nuestra valía única y personal y nos ayude a hacer valer nuestros derechos sin pisar los del otro.
Hay quien considera que asertividad y habilidades sociales son términos sinónimos. Sin embargo, vamos a considerar que la asertividad es solo una parte de las habilidades sociales, aquella que reúne las conductas y pensamientos que nos permiten defender los derechos de cada uno sin agredir ni ser agredido.
Las habilidades sociales, con su derivado, la asertividad, está cada vez más al orden del día. Parece como si, de pronto, a todo el mundo se le hubiera ocurrido que posee pocas habilidades sociales y quisiera mejorarlas; y también parece que, si no se desarrollan al máximo estas habilidades, nunca conseguiremos vender correctamente un producto o tener éxito en nuestra profesión etc..
En este libro la asertividad va muy ligada a la autoestima como una habilidad que está estrechamente ligada al respeto y cariño por uno mismo y, por ende, a los demás.
El comportamiento asertivo es la respuesta que reconoce las necesidades, sentimientos y derechos, sin violarlos, tanto del que habla como del que escucha, y que intenta lograr una solución positiva y mutuamente satisfactoria que intensifica las relaciones a corto y largo plazo. El que habla se expresa de forma que no degrada a los que escuchan, de forma que no viola o niega sus propios derechos o sentimientos. El tono de una respuesta asertiva es sincero, positivo, no puntitivo, justo, considerado, directo, no defensivo, sensible y constructivo.
Hay que recordar que: ser asertivo no significa querer tener siempre la razón sino expresar nuestra opinión y punto de vista sean correctas o no. Todos tenemos derecho a EQUIVOCARNOS.
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